La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, hace balance de este año 2018.
26/dic/2018.- Por Cristina Narbona, presidenta del PSOE. Fuente: psoe.es
Desde junio de 2017, el PSOE vive una etapa de profunda renovación bajo el liderazgo de Pedro Sánchez. Una renovación plasmada en las resoluciones de nuestro 39 Congreso Federal: a partir de un diagnóstico –no exento de una sincera autocrítica– sobre las causas del declive generalizado de la socialdemocracia, y en particular de nuestro propio declive, el PSOE asume el reforzamiento de nuestras señas de identidad, adaptándolas a los desafíos del siglo XXI.
Cabe destacar la apuesta decidida por la efectiva igualdad de género, por la transición ecológica de la economía, el fortalecimiento del Estado del bienestar a partir de una verdadera equidad fiscal, y la voluntad de contribuir activamente, desde una mayor integración europea, a una globalización más justa, más solidaria y más segura.
A principios de 2018, nuestro Secretario General lanzó diez propuestas, bajo la denominación de «Acuerdos de país», que reflejaban las prioridades de nuestra tarea parlamentaria y nuestro espacio de encuentro con la sociedad: empleo decente y pensiones dignas, lucha contra la violencia de género y la brecha salarial, educación pública de calidad, acceso a energías más limpias, plan de choque para los jóvenes…
Durante varios meses, multiplicamos nuestro esfuerzo de explicación y de diálogo sobre estas propuestas, en asambleas abiertas en las que participaban, además de nuestros militantes, numerosos representantes de los sectores más progresistas de la sociedad. Buena parte de esas propuestas habían comenzado a convertirse en iniciativas parlamentarias, con potencialidad de alcanzar consensos con otros grupos de la Cámara.
Y en ello estábamos, consolidando con perspectiva una muy completa agenda política para la transformación a medio y largo plazo de nuestro país –inspirada en gran medida en la Agenda 2030 de Naciones Unidas– cuando, al decidir presentar una moción de censura contra Rajoy, se dieron las condiciones para acceder al Gobierno de la nación.
Me siento especialmente orgullosa del riesgo que entonces asumimos: nada garantizaba el éxito de aquella moción de censura, porque nada ofrecíamos a ninguno de los grupos parlamentarios a cambio de su apoyo. Sin embargo, en mi opinión el PSOE habría ganado en todo caso: en coherencia, en ambición y en sintonía con un porcentaje muy elevado de la población, harta de la corrupción e indignada por el incremento de las desigualdades y la magnitud del retroceso en materia de derechos y libertades.
Y, sobre todo, me siento muy orgullosa del intenso trabajo desarrollado durante estos primeros seis meses de Gobierno socialista: muchas de las medidas que habíamos anunciado como parte de nuestros «acuerdos de país», se han convertido en normas; buena parte de las mismas han conseguido el apoyo mayoritario del Congreso, donde nuestro grupo parlamentario ha demostrado tenacidad y capacidad de construir consensos. Todo ello se traduce, día a día, en mejoras evidentes para los ciudadanos más vulnerables, para los más castigados por la gestión de la crisis por parte del gobierno de Rajoy. Y no sólo se trata de recuperar poder adquisitivo de los asalariados y de los pensionistas, de aumentar los recursos para luchar contra la pobreza infantil y contra la violencia de género, de devolver derechos mediante el acceso universal a la sanidad pública… Nuestro Gobierno ha dado también los primeros pasos para reorientar el modelo productivo, para colocar a España en la senda de la innovación y de la transición energética, entre otras cosas eliminando el denominado «impuesto al sol», empoderando así a los ciudadanos como productores de la energía que necesitan.
Si, lo completamente impensable hace menos de un año se ha convertido en realidad, y más allá de todos los cambios concretos que ello supone para un número creciente de hombres y mujeres en nuestro país, esta inesperada circunstancia constituye un inmenso estímulo para la esperanza, también fuera de nuestras fronteras. Los socialistas europeos, reunidos recientemente en Lisboa, manifestaban su satisfacción y su confianza en el futuro, a partir de la ya consolidada experiencia de gobierno en Portugal y del emergente papel del PSOE. Esperanza y confianza compatibles con el reconocimiento de las importantes dificultades a las que nos enfrentamos para alcanzar un nuevo contrato social, ahora necesariamente global, y que tenga en cuenta los condicionantes ecológicos sobre los que nos advierte la comunidad científica.
Espero, por tanto, que desde las páginas de la nueva época de nuestro histórico periódico, os llegue a todos y a todas un renovado impulso a vuestro esfuerzo diario, a nuestra imprescindible cohesión interna. Juntos y juntas seremos más fuertes, llegaremos más lejos; demostraremos, una vez más, que para el PSOE la política no es «el arte de lo posible», sino la capacidad de hacer posible aquello que sea necesario para avanzar hacia una sociedad más justa, más libre, más solidaria.