Hana Jalloul Muro (Zaragoza 1978) será una de las caras visibles del PSOE en Europa. Y lo será sin olvidar sus raíces aragonesas, heredadas de su madre, de Lacort y última de las maestras de Jánovas, y de su padre, un médico libanés que llegó a la comunidad para compaginar sus estudios con una brillante carrera como nadador en el Helios.
Fuente: elperiodicodearagon
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Alberto Harilla, Zaragoza. Las elecciones europeas dejaron para Aragón el resultado esperado: dos eurodiputados. Por un lado la socialista Rosa Serrano que, tras su polémica designación, toma el relevo de Isabel García, única parlamentaria aragonesa en Bruselas durante la última legislatura. Por otro, Borja Giménez Larraz, que tras 10 años como asesor pasa a la primera línea política para devolver al PP aragonés a la Eurocámara tras una legislatura de ausencia. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que habrá una tercera eurodiputada con ADN local, quien además iba en los puestos de salida del PSOE. Concretamente la cuarta. Se trata de Hana Jalloul Nuro, nacida en Zaragoza en 1978.
Su madre, de Lacort, uno de los pueblos expropiados por Franco para la construcción de un pantano que nunca llegó a hacerse. De hecho, esta pequeña localidad oscense está a solo 4 kilómetros de Jánovas, donde fue, además, la última maestra. Su padre, un estudiante libanés de medicina que, tras un paso por Francia, acabó en Zaragoza, ya que el Club de Natación Helios le brindaba la posibilidad de compaginar su brillante carrera de nadador con sus estudios. Y Hana Jalloul lo tiene claro: «Me siento muy aragonesa».
Tras nacer en Zaragoza y veranear habitualmente en Sabiñánigo, hogar de sus tías, Jalloul pasó su infancia a caballo entre Líbano, Barcelona y Madrid. Fue en la capital de España donde la aragonesa echó raíces y, tras una brillante carrera universitaria, culminada con una tesis soctoral sobre prevención de radicalización en el campo del terrorismo, en el que es experta, entró en política de la mano del PSOE. «Empecé como asesora del gabinete del delegado del Gobierno en Madrid», cuenta a este diario.
Desde entonces, un ascenso meteórico, con un currículum que incluye el número 2 en la candidatura de Ángel Gabilondo para presidir la comunidad madrileña, hasta la secretaría de Estado de Migraciones, para luego ser diputada en el Congreso.
Ahora, Jalloul da un paso más y salta a Europa, un lugar que tampoco le es ajeno. «Es como cerrar un círculo, porque mi especialidad siempre han sido las relaciones internacionales», subraya. Y es que, además de su trayectoria en España, la nueva eurodiputada aragonesa ha trabajado en proyectos en Oriente Próximo, alguno de ellos junto a la Comisión Europea. Por ejemplo, fue observadora internacional en las elecciones del Líbano en el año 2009.
Y es por su própia experiencia vital, y política, por lo que Jalloul se lleva las manos a la cabeza al escuchar los mensajes xenófogos cada vez más asentados en la Unión Europea, como se vio reflejado en los comicios del pasado 9 de junio. «Estos discursos son la demostración de una ignorancia supina. Me siento española y aragonesa, pero también muy árabe. Nunca me olvido de donde vengo», razona, al recordar que ella misma sufrió hace años la ignorancia racista en sus redes sociales, coincidiendo con su candidatura a la Comunidad de Madrid.
Una serie de impresiones que traslada a la actualidad, pues considera que «se pueden hacer políticas muy inteligentes sin coste social alguno respecto a la inmigración». Aunque matiza: «No me gusta ver a los inmigrantes desde un punto de vista economicista. Porque más allá de que Europa necesita cada vez más mano de obra, la diversidad aporta riqueza».
Así, Jalloul asegura que la EU debe actuar como «dique de contención contra la extrema derecha». En ese sentido, considera el resultado de las europeas un aviso, aunque destaca que no es tarde, porque «los partidos que quieren reventar la Unión Europea desde dentro, por suerte, no suman lo suficiente para hacerlo».
Y ese será el trabajo de la eurodiputada, que asume el reto de luchar contra la extrema derecha en Bruselas. Lo hará, además, sin olvidar sus raíces. Una esencia que huele al maltrato franquista a los pueblos altoaragonéses, pero también al bar Los Molinos que regentaban sus tíos en Zaragoza. O al viejo piso de su abuela en avenida Madrid. Pero, sobre todo, una esencia impregnada por la historia de sus padres, espejo en el que Hana Jalloul Muro se mira todos los días. Ahora, desde Bruselas.
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